Región - Actualidad

Mons. Morales: “Si somos pueblo de Dios y compartimos la eucaristía, tenemos que vivir la comunión”

**Un llamado a vivir en comunión hizo el obispo de Copiapó, Monseñor Ricardo Morales, al presidir la Misa de la Cena del Señor en la Catedral, la tarde de este Jueves Santo.

En la homilía, don Ricardo profundizó en la eucaristía, diciendo que “en la hostia consagrada está Cristo mismo; la eucaristía es eso, la compañía del Señor en el camino. Eso nos debe llevar a buscarlo y a que otros también lo encuentren”. Reiteró que la vida cristiana tiene que ser pan partido y compartido y subrayó el ministerio del sacerdote, “que en la consagración dice las palabras de Cristo y nos hace presente al Señor”. También señaló que la eucaristía debe producir cambios en la vida. “La eucaristía nos tiene que transformar, para descubrir a esos otros Cristos en nuestras calles, en nuestras familias”.

Explicó el lavado de pies diciendo que “el Señor nos pide amar hasta el extremo poniéndonos a los pies de los demás para servir, para amar; Jesús ha venido a mostrarnos que no hay mayor amor que dar la vida. Hoy parece una locura porque lo que se ensalza es ponerse por sobre otros”.

Continuó diciendo que la eucaristía “no es para los perfectos sino para la comunidad, y nos tiene que llevar a ser pan de trigo que se reúne junto a la Palabra del Señor; no puede haber división ni rencillas. En la eucaristía cada uno es semilla que se une para formar comunión”. Reiteró que lo que destruye a las comunidades es el comentario bajo, el chisme. “Si somos pueblo de Dios y compartimos la eucaristía, tenemos que vivir la comunión”.

Doce integrantes de la comunidad participaron del rito de lavado de pies, hombres y mujeres de distintas edades y nacionalidades.

La misa se prolongó en el momento de Adoración en el monumento, emplazado en una de las naves del templo catedral.

HOY SÁBADO SANTO:

 

Es un día de silencio, de reflexión y espera. El dolor de Cristo es también dolor de la Iglesia. Es un silencio lleno de sentido. El sagrario está vacío, no hay música ni flores. La Iglesia permanece junto al sepulcro del Señor esperando en oración su resurrección.
Por la noche se celebra la Vigilia Pascual.

Es una “noche de vela (de ahí la palabra vigilia) en honor al Señor”. San Agustín la menciona como “la madre de todas las santas vigilias”. Durante ella, la Iglesia espera la resurrección del Señor. Se enciende el Cirio Pascual. Se recorre la Historia de la salvación a través de nueve lecturas bíblicas. Los fieles renuevan sus promesas bautismales. Juntos se celebra el paso de las tinieblas a la luz, de la muerte a la vida. La Iglesia entera proclama que Jesucristo ha resucitado.