Región - Actualidad

A PROPÓSITO DE MURALES Y MON LAFERTE

GUILLERMO CORTÉS LUTZ,
PROFESOR DE HISTORIA Y GEOGRAFÍA,
DOCTOR EN HISTORIA  / GEA ATACAMA.- 

Levantó revuelo el mural de Mon Laferte en Valparaíso, y todo indica que podría ser multada, y de paso ha sido criticada, vilipendiada por esta obra de bellas artes, podría verse como una suerte de censura, no sabemos si es al estilo muralístico o lo que  el mural representa que es La Menstruación.  

Pablo Picasso dijo en cierta ocasión: “No pinto lo que veo, pinto lo que pienso”, y al parecer esto fue lo que hizo aquí esta joven pintora. También hay que agregar que ella ya es una exitosa cantautora. Es compleja la censura, ya que inhibe la creatividad y con ello el desarrollo de las culturas, y en Chile sabemos bien de eso. Pero, cual es la crítica al mural en cuestión, es que dañó el patrimonio arquitectónico de la ciudad puerto. Pero hay variados ejemplos de obras de arte sobre el patrimonio, que hoy son clásicos de la humanidad y sin duda dan más fuerza al patrimonio, solo pensar en la obra muralística de Da Vici en Santa María de la Gracia, que conocemos como “La Ultima Cena”, o la más reconocida intervención sobre un patrimonio, que es la cúpula de la Capilla Sixtina, intervenida o embellecida por Miguel Ángel.

Pero, el muralismo no solo es patrimonio de los clásicos renacentistas, en América Latina tenemos una rica tradición muralista, desde Diego Rivera, Orozco, Siqueiros, Guayasamin, o en el caso de regiones, el Despertar de Copiapó de Francisco Ossandón, mural que dicho sea de paso fue destruido en tiempos de la Dictadura. Tal vez en esta tradición artística, la de los murales que trascienden en el tiempo, está el mural “La Menstruación” de Mon Laferte. 

Un estudio de la Universidad de Arkansas, indica que un adulto o un especialmente un niño o niña expuesto ante obras de arte desarrolla pensamiento crítico, empatía histórica y tolerancia.  Imaginemos entonces lo beneficioso, educativa y culturalmente que puede ser pasear por Valparaíso y sorprenderse con esta obra de arte, que lejos de perjudicar dio más valor estético y educativo   a una zona ya declarada patrimonio.

Mis sinceras felicitaciones a la autora, y ojalá que la censura, la oscuridad que destruye la creatividad artística, que apaga el brillo de lo humano, no se vuelva recurrente en la vida  cultural de Chile.

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